Fin


Me pedías seguridad, sinceridad, decías estar arta de sufrir, de ser engañada, me pedías que si me gustaba alguien más te lo diga por más duro que esto resultase; esta noche reflexiono sobre tus palabras y llego a la misma conclusión una y otra vez, a saber: Tus súplicas eran predicciones de todo lo que ibas a cometer antes de quedar en silencio e irte como una extraña sin importarte lo que con anticipación también te había pedido.

Decías estar tranquila, sentirte querida, asegurabas extrañarme cuando cerraba la puerta por fuera, aducías estar contenta con mis detalles y versabas sobre lo feliz que te sentías por no haberte equivocado esta vez.

Ahora sé que no fuiste mi mejor oportunidad, que estaba equivocado creyendo que era un tesoro que no querías perder, que no aspirabas a una linda historia junto a mi, pues lo nuestro representaba una prueba para convencerte que ya no amabas a alguien más y cuando finalmente llegó el día en que lograste convencerte de lo contrario, abriste la puerta y la cerraste en mis narices, sin darme más alternativa que especular la razón de tu portazo.

No te odio porque el hecho de que yo te haya amado no implicaba que tu tenías que amarme también, tenías derecho a no hacerlo, y respeto eso. Sin embargo queda el dolor y la impotencia de sentirme vulnerado por tu maniobra pueril y perversa.

Finalmente entiendo que lo que me dijiste son cosas que todo el mundo dice al empezar una relación, adiós, sin pena ni gloria.

By Stalmat

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