Dear Duly

Atiborrado de perdón, satisfecho de compresión, algo escaso de paciencia y vacío de ti (sólo de tu presencia) ; así es como te busco, así es como te llamo e intento descifrar la razón de estadía mi presente, es difícil dilucidar los porqués, por eso me satisface tener los para qué, a saber:

- Logras sacar lo mejor de mí, algo que pensé que había perdido en la tormenta, mi confianza y mis detalles románticos.

- Me enseñaste que lo conseguido con dificultad es mucho más duradero.
- Me recordaste que con paciencia se gana la gloria y que nada sucede por que sí, todo en algún momento debe encajar en su lugar, y mi lugar es en tu regazo.
- Y para variar, me recordaste lo oxidado que ando, lo torpe que suelo ser y el tipo descuidado que no aparento.

Es que cuando estoy contigo el tiempo no cuenta, la eternidad se materializa en tu sonrisa y el amor se puede tocar en tus labios; cuanto estoy contigo mis defensas caen, logras dejarme sin argumentos y me debilita tu mirada; cuando estoy contigo soy incrédulo al contemplar la mujer que pensaba no existía, la mujer tierna, cariñosa, pendiente, decidida, fuerte y frágil al mismo tiempo, tímida y extrovertida, inteligente, divina, preciosa y dulce (los adjetivos faltan cuando te pienso). Dear Duly regresemos al otro lado.