Al final de todo

Un torrente de tristeza me inundó en el mismo instante en que cerraste la puerta tras de ti.

Supe que no habrían más días soleados que disfrutar juntos, no más colinas que subir de la mano, no más jocosas sesiones fotográficas, no más videos ocultos que filmar, no más interrogatorios que afrontar y celos que despejar, no más noches de pasión desmedida cuando aprendíamos de nuestros cuerpos y nos dábamos amor en la penumbra.

Reconozco lo mucho que me haces falta, añoro cuando reías divertida reconociendo lo desastrosa que es mi memoria y lo distraído que soy, lo mucho que extraño tus timbradas para recordar que me amas, tus tiernos sms con más de tres palabras (ahora solo recibo mensajes del 600).

Quizá mis bolsillos repletos de postín no me permiten reconocer que mi amor no era suficiente, que la seguridad que intenté darte no bastó y que no logré desenredar mi vida para conseguir hacerte feliz.

Por eso (y por muchas otras razones) fue que me resigné a no verte regresar.

By: Stalmat

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